Aprendizajes compartidos

María Thompson Coaching expresivo, Comunicación creativa, Enseñar y aprender, Teoría 1 Comment

Enseñar y aprender es una cuestión de pasión. En un espacio en donde el entusiasmo ha sido dado de baja, la pasión deja de expresarse.

El interés de las personas por aprender y capacitarse nace de una inquietud, de la curiosidad, del deseo de entender o de preguntarse.

En el momento en que me encuentro delante de un grupo de personas que generalmente no me conoce y que a su vez después de las 8 o 4 horas que dura el  curso no vuelva a verme más, me siento interrogada por miradas, por  posturas, siento la intriga en sus cuerpos inquietos pero quietos. Utilizo mis cualidades artísticas para poder encontrar espacios en los cuales ellos se relajen y se entreguen a ese momento.

Generalmente al final del curso es otra la predisposición, estamos todos muchos más relajados, hemos reído abundantemente, y todos aprendimos.

Siempre me pregunto ¿qué les pasa a ellos? ¿Qué les sucedió antes de venir a este curso?, ¿Por qué asisten?, qué historias tiene guardado cada uno y que maravillosas cuestiones han aprendido durante toda su vida.

Si tienen ganas de seguir aprendiendo o si se sienten superados en su trabajo diario.

Nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo; los hombres se educan entre sí,
mediatizados por el mundo, Paulo Freire.
El aprendizaje como espacio vacío que entre todos llenamos (Ingrid Astiz),  es muy fuerte esa frase y a su vez genera mucho compromiso, nos da el puntapié para la acción y la generación de conocimiento empieza a ser nuestra responsabilidad y no la de la persona que está delante del curso.

El alumno cambia de rol, no se queda esperando, comienza un círculo virtuoso de “y entonces” que no finaliza cuando el reloj marca que la capacitación terminó, quizás allí recién comienza, allí surgen más interrogante, más búsquedas, más ganas de encontrarnos como un niño mirando apasionado como vuela una mosca  o como funciona un reloj.

 Para dar paso a que este maravilloso momento suceda tenemos, como personas que ensañamos, una responsabilidad grande. Hay espacios de vulnerabilidad, espacios de inquietud,  y debemos estar dispuestos a entregarnos a ese espacio vacío, porque una vez entregados a él comienza una rueda difícil de parar y por ello vertiginosa, hasta que en un momento todo es calma, es el momento en el cual cada persona presente, siente, sabe y entiende que el conocimiento se va construyendo de a muchos y entre todos.

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