Dependencia Financiera – ¿Qué es? ¿Qué no es?

Ingrid Astiz Dinero Leave a Comment

Llamo “dependencia financiera” a un acuerdo donde una de las partes está obligada a proveer dinero o recursos a otra persona, que se ha declarado como incapaz de sostener sus gastos (personales, de vivienda y alimentación, de hijos menores, y los necesarios para desarrollar emprendimientos y proyectos propios). Hay dependencia cuando hay disparidad, donde alguien se cree superior y/o inferior. Es importante para el obligado reconocer cuál es el mensaje que está dando con su dinero, si es «yo puedo y vos no, por eso te doy». Y para el dependiente, si es «yo no puedo y vos sí, por eso estás obligado a darme». De una forma me relaciono desde mi ilusión de superioridad (y anulo mi ser auténtico) y de la otra forma me relaciono desde mi ilusión de carencia (y anulo mi potencial).

  • Los que llamo «obligados» pueden ser: Padres con hijos mayores de edad que no se independizan; Personas con el padre/madre de sus hijos del cual se separaron fisicamente, pero no financieramente; Hijos adultos con sus padres mayores que no planificaron su jubilación; Empleadores con empleados que les aportan poco valor o les crean problemas; Gobierno con desempleados que no se esfuerzan para trabajar.
  • Los que llamo «dependientes» pueden ser: Mujeres acostumbradas a depender (primero del padre, luego del marido, del ex-marido, de las herencias, de sus hijos mayores); Hijos mayores de edad que no logran ser independientes; Adultos mayores que no planificaron su jubilación; Empleados que se sienten incapaces de buscar otro trabajo donde la pasen mejor.

Dejo afuera de la “dependencia financiera” los acuerdos entre pares adultos, donde ambas partes están convencidas que es una buena solución para los involucrados, que pueden cambiar el acuerdo cuando lo deseen, y quien recibe el dinero se considera capaz de generar ingresos por sí mismo. Es decir, situaciones donde no hay obligación sino libertad para elegir en el presente y poder cambiar en el futuro. Algunos ejemplos son: padres que se reparten las responsabilidades del hogar, uno genera dinero y otro se ocupa full-time de los niños; padres que elijen pagarles gastos a sus hijos mientras terminan sus estudios; personas que elijen subsidiar un proyecto/emprendimiento (no para controlar y perpetuar la dependencia, sino para que puedan prosperar por sí solos); contratos de empleado-empleador que se eligen para progresar desde una relación de pares. Es decir, no hay dependencia cuando hay un dar y recibir desde el «vos y yo podemos», cuando elijen diferentes formas de contribuir y ambos lo disfrutan.

Desarrollo el arte de la libertad financiera cuando:

  • Nadie me obliga ni nadie está obligado conmigo, no dependo de otros ni nadie depende de mí.
  • Ya no me obligo a hacer algo que no deseo, ni dependo (de personas, dinero, objetos, símbolos de status) para sentir auto-estima. Dejo de reaccionar a las manipulaciones (respuestas automáticas ante estímulos del mercado, de otras personas, de mis propios mandatos). Dejo de atesorar lo que no necesito (objetos inútiles, juicios infundados, resentimientos).
  • Presto deliberada atención a lo valioso que ocurre constantemente. Aprecio lo que hay. Confío en la abundancia, para mí y para los demás. Colaboro y la experiencia de abundancia se expande.
  • Recibo «dinero bendecido», que otros me dán por lo valioso que generé, porque confian en que seguiré creando valor.
  • Dirijo el flujo del dinero con confianza, con un propósito que me expresa, sintiendome auténtico y libre. Uso los recursos que dispongo para apoyar mis sueños.
  • Me permito crear vacío y hacer espacio para lo nuevo.

Notas:
– Me ayudó a reflexionar sobre estos temas, el libro «The soul of money», de Lynne Twist
– Guía de contenidos sobre el dinero: aquí

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