Sobre los otros
Se logra a través de manipular desde los diferentes roles del «triángulo dramático»:
– Víctima: Usa sus heridas para obtener poder y atención. «Sufro, por lo tanto tenés que darme lo que quiero». El dolor es su aliado.
– Agresor: Estratega del miedo. Se complace en despertar reacciones emocionales y crear obstáculos: debilitar al otro lo hace sentirse seguro y poderoso.
– Rescatador: Es tan bueno que dice «No puedes lograrlo sin mi ayuda». Mientras más personas lo necesiten, mientras más dependan de él, se siente más poderoso.
Sobre uno mismo
Se logra desarrollando y aplicando los valores humanos en las acciones cotidianas. Por ejemplo:
– Temple: Avanzar hacia lo que realmente queremos, gracias al autoconocimiento, fortaleza interior, expresión honesta, registro emocional, despliegue de talentos.
– Responsabilidad: Salir de la queja, renunciar a las excusas, y accionar en el mundo, haciendo lo que toca hacer en cada momento, de la mejor forma posible.
– Compasión: Lograr un estado de serenidad interior, aceptar las personas tal como son, comprender las situaciones de la vida, amar incondicionalmente la realidad.
Conclusión
– Mientras menos manipulamos, más oportunidades de desarrollar el propio poder.
– Mientras más poder sobre nosotros mismos, somos menos susceptibles a la manipulación ajena y menos creemos que necesitamos manipular para conseguir lo que deseamos.