
El origen de la palabra entusiasmo tiene que ver con lo espiritual, hacía referencia a una «especie de presencia de Dios en todas sus criaturas, incluído el hombre». Es decir, tiene que ver con una apertura interna y con tomar consciencia de lo más grande que habita en nosotros: la naturaleza, el destino, el amor incondicional.
Sostener la motivación en el trabajo tiene que ver con estar constantemente diseñando y persiguiendo objetivos externos; y dado que la satisfacción ocurre al concretarlos, es una práctica efectiva sólo para los objetivos de corto alcance. En cambio el camino del entusiasmo es de largo alcance, ya que en todo momento se siete satisfacción y conecta a las personas con un motor interno que genera energía constantemente.
Para que un grupo de personas entusiasmadas se transforme en un equipo de trabajo altamente efectivo es importante:
– Estar atentos y disminuir la acción por inercia y las rutinas autodefensivas
– Hacer espacio para lo valioso en las relaciones y para una visión inspiradora
– Usar la energía del entusiasmo para alcanzar un estado de cooperación creativa