«Un amor que encarcela, estrecha al otro y ahoga poco a poco el amor. Cuando alguien siente que lo retienen, tratará violentamente de soltarse y liberarse. O se sustraerá cada vez más al amor del otro. Para que el amor permanezca vivo necesita cercanía y distancia. No sólo necesita fusión sino también delimitación. Y necesita el sentimiento de la más indisponibilidad del otro, el reconocimiento del misterio en su persona, para que el amor pueda respirar, para que continúe siendo un hogar y no se convierta en una prisión.»
Límites sanadores, Anselm Grün y María Robben.
A mi entender esto es aplicable tanto en el hogar como en el ámbito de trabajo: cuando hay exceso de control la motivación necesaria para avanzar se esfuma y sólo cuando hay confianza con límites sanos se puede construir con el otro.