Si quiero resolver algo, el primer paso es traducir el problema a un desafío.
Por ej., si digo «Mi problema es que mi jefe es un idiota», lo más probable es que termine generando una química negativa adentro mío, que me haga sentir mal y que nuble mi creatividad. Además estoy en una actitud pasiva, donde pongo la causa de mi problema afuera, y por lo tanto, quedo prisionero en el paradigma de la víctima. En cambio, si digo «¿Cómo puedo hacer para que las actitudes de mi jefe no me lastimen?» o «¿Cómo puedo mejorar mi comunicación con él?» asumo la actitud de protagonista y abro mi mente a que me lleguen respuestas.
Entonces, el ejercicio es identificar algo que vivo o vivimos como un problema, y expresarlo de alguna de estas formas: ¿Cómo …? ¿De qué manera…? ¿Cómo podría…? ¿En qué forma podría…? ¿Cuáles serían las alternativas para…?
Esta es una herramienta para el «Paso 1. Apertura» del Espiral Creativo.