Trabajo = ¿Sufrimiento, Entrenamiento o Libertad?

Ingrid Astiz Cultura organizacional, Desarrollo de equipos, Motivación, Teoría Leave a Comment

«Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.» Confucio

“Tu trabajo es descubrir tu trabajo, y luego entregarte a él con todo tu corazón” Gandhi

 

Hay diferentes formas de relacionarse con el trabajo:

1. Hacer algo que a uno NO le gusta para «ganarse la vida»

– La palabra «trabajar» viene del latín tripalium (tres palos), es decir, un yugo hecho con tres estacas cruzadas, donde se inmovilizaba a los esclavos mientras se los torturaba. De tripalium derivó a tripaliare, ‘torturar’ y, posteriormente, a trebajo: ‘esfuerzo’, ‘sufrimiento’, ‘sacrificio’. Finalmente, de trebajo evolucionó hacia trabajo. En la antigua civilización greco-romana los que trabajaban eran, en su mayoría, los esclavos. La palabra trabajo se aplicaba a cualquier actividad que producía dolor en el cuerpo, en épocas donde la mayoría de la población trabaja en el campo haciendo esfuerzo físico, lo cual a veces los hacía sentir como si hubieran sido apaleados.
– Es la cultura de la víctima: «Estoy acá porque no tengo opción», «De algo hay que trabajar», «El trabajo es así, si no te costara no te pagarían», «A mi edad, no me van a tomar en otro lado», «No me gusta mi profesión pero no sé hacer otra cosa», «Tengo un crédito para la casa, si cambio de trabajo por uno que me guste más no voy a poder pagarlo», «Tengo que ir todos los días, desde temprano y quedarme hasta tarde, no me queda tiempo para mí»
– El lugar de trabajo es parecido a la prisión, un lugar oprimente que lleva a la inmovilidad y/o la frustración.

2. Hacerse responsable de la elección laboral y recibir una retribución justa

– Encontrar esa actividad que a uno le gusta, dedicarse a ella con pasión y encontrarle sentido en el día a día.
– Es la cultura del guerrero: «La realidad no es lo que yo pensaba», «Quiero superar mis problemas con mi jefe para aprender a tratar con personas como él», «Quiero dar un mejor servicio porque me importan mis clientes», «No hay malos, los compañeros que te ponen en aprietos es para que madures y aprendás a estar bien plantado. No hay héroes, todos tenemos algo para aprender de los demás. No hay pobrecitos, todos tenemos talentos y oportunidades»
– El lugar de trabajo es parecido al dojo: un lugar sagrado donde hay golpes y caídas, donde se mejoran las técnicas para actuar sin dañar al otro y se aprende a caer sin lastimarse. El principiante al principio está rígido, se opone al movimiento, le cuesta aceptar las situaciones y a las personas como son, busca aplicar las nuevas técnicas por la fuerza y no sabe disfrutar. Con el tiempo, la persona se va aflojando, se vuelve más flexible y empieza a ver el mundo de una forma nueva, a moverse con naturalidad, a buscar nuevas técnicas para perfeccionarse, a buscar detalles que no son visibles a simple vista, a disfrutar de los progresos, a querer ayudar a otros a que también lo logren.

3. Todo lo que uno hace tiene sentido

– Conectarse con la fuente de energía inagotable adentro de uno mismo y hacer servicio por amor a la humanidad
– Es la cultura del maestro: Hay silencio en la mente.
– Es «estar en casa» en todos lados, todo fluye, hay belleza.

 

NOTAS:
– Los estadíos «víctima», «guerrero» y «maestro» la tomé del  libro El quinto acuerdo, de Miguel Ruíz
– En el estadío del guerrero comienza el camino de SHU HA RI (concepto de artes marciales japonesas):
SHU – Aprendizaje de la tradición y por imitación del maestro. Necesita feedback.
HA – Romper con la tradición y con la ilusión de ser alguien. Necesita encontrarse a sí mismo.
RI – Apetura a técnicas creativas, los actos están en armonía con los deseos del corazón y la mente. Es libre.
– Gracias a Diego Ferreyra por sus aportes.

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